Roxana Galindo/Vida Universitaria
Fotos: Daniel Zamora/Vida Universitaria
Un viaje por el tiempo para recordar la cultura céltica, su magia y alegría de sus pueblos, fue lo que ofreció la Orquesta de Cámara de la UANL en el Colegio Civil Centro Cultural.
Leyendas Célticas fue el nombre del concierto, dirigido por Claudio Tarris. Destacaron los músicos Paloma Moreno, José Enrique Guzmán y Graciela González, quienes lograron un ambiente festivo de celebración celta.
El recital inició con la melodía Siamsa, de Ronan Hardiman, músico y compositor irlandés conocido por sus creaciones con pinceladas célticas. El Aula Magna se llenó de energía, colores y entusiasmo, los cuales contagiaron a los espectadores. El escenario se invadió de un ambiente sublime y mágico.
Cuando The butterfly traditional sonó, las cuerdas del arpa de José Enrique Guzmán dieron el toque de los aleteos de verdaderas mariposas en el aire, para transmitir la fascinación que podía sentirse en aquella atmósfera de encantamiento.
El sonido de la lluvia y los truenos fueron un golpe de suerte, le dieron un toque apasionado a las piezas del repertorio, y vistieron el auditorio con más drama y romanticismo.
El violín de Paloma Moreno como solista fue el deleite del público que aplaudía y expresaba “¡Bravo!” al final de las piezas.
Graciela González soplaba el alma en la flauta e impregnaba al público de tranquilidad, como si los celtas obtuvieran la victoria en alguna batalla.
The countess cathleen, de Bill Whelan, fue la última de las 11 composiciones representadas en ese hechizo nocturno; la satisfacción de la audiencia no se pudo ocultar.
Los detalles del sonido, las cuerdas, percusiones, los tintes, todo dio pie a un acercamiento a la historia y cultura del arte de las guerras. La iluminación de las cuatro paredes del auditorio avivó el espíritu místico del pueblo y leyendas célticas.
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