El autor cubano muestra su pasión por la música que hace mover a todos, en un libro con entrevistas a los grandes protagonistas de la Salsa
Israel Morales/Monterrey
Leonardo Padura muestra una de sus aficiones más elevadas con Los rostros de la Salsa (Tusquets), una obra que llena de ese gran ritmo que nació en la década de los setenta en Nueva York y que aún cautiva y se une a las distintas formas que ha adoptado alrededor del mundo.
El autor nacido en La Habana, Cuba, en 1955 se va a la raíz de la Salsa (así lo pone, con mayúsculas, como símbolo de sus alcances) para exaltar su grandeza y no hay de otra que dialogar con los protagonistas que se han encargado de esparcir su ritmo por distintas geografías.
Así que acude a los rostros y rastros de Rubén Blades y la salsa consciente, en una conversación en la que destaca del panameño que no todo se queda en pasos de baile, sino que hay una agitación especial que se da solo en este género.
Con Mario Bauzá atiende al momento preciso y al anhelo para charlar con “uno de los nombres más importantes de la música popular cubana y del jazz… Y el más olvidado de todos” (pág. 71). También uno de los grandes testimonios que dejó el fallecido músico en esta obra.
Con Willie Colón demuestra que “Los reyes de la salsa no solo tocan canciones de amor”, título que da a esta entrevista. Como melómano no para y se va a la génesis del merengue con Johnny Ventura y con algo de tumbao añejo con Johnny Pacheco.
Juan Formell y Cachao López son auténticos ejercicios de pasión por parte del entrevistador, docto en el tema para hacer un alto en Wilfrido Vargas, trompetista con quien se encontró en Guanajuato.
Todo el cielo con Papo Luca y con Adalberto Álvarez se da cuenta que éste es capaz de “sacarle un son a cualquier cosa” y con Juan Luis Guerra se da la mejor entrevista que le han hecho en su vida al merenguero.
Padura cierra con dos ases: Nelson Rodríguez y Radamés Giro… y la Salsa no para de sonar.
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