Monterrey.- Conarte
La producción de Conarte, a través de Ópera de Nuevo León, presentó un elenco vocal y musical de primera línea en una cartelera compuesta por dos óperas bufas de la carrera temprana de Gioachino Rossini: La Escalera de seda y El Señor Bruschino.
Para El Señor Bruschino, la propuesta escénica sorprendió a los asistentes al trasladar la historia al Monterrey de la década de los 60, situándola en una casa con vista al Cerro de la Silla e incluyendo elementos como el cabrito, la caguama, sombreros, el carácter reacio y hasta el acordeón que se escuchó en diferentes momentos.
El riesgo de la producción fue recompensado por el público que disfrutó de principio al fin del montaje y agradeció el acercamiento de la historia al cuidar cada detalle de la escenografía para este fin, sin modificar el argumento.
La primera parte de la función se desarrolló con La escalera de seda, con una visión más tradicional y que respeto a cabalidad cada uno de los elementos de la composición original de Rossini ubicada en Paris del Siglo XIX.
En escena lucieron con exquisitez cada una de las voces, cumpliendo a cabalidad con la complejidad que demandan estas óperas de Rossini, que requieren un alto dominio técnico para alcanzar diversas coloraturas y agudos.
El barítono italiano Stefano de Peppo estuvo a plenitud y la soprano Patricia Santos tuvo un desempeño destacado con sus notas altas. Cada integrante del elenco lució en sus respectivas intervenciones: Enrique Guzmán (tenor), Josué Cerón (barítono), Charles Oppenheim (bajo), Rocío Tamez (mezzosoprano) y Héctor Gamaliel mostraron un extraordinario dominio escénico y vocal.
Hicieron gala de una versatilidad notable al interpretar en una noche papeles de dos títulos, dando los matices adecuados a cada uno de ellos. Entre las claves está el extraordinario trabajo previo de Rogelio Riojas-Nolasco como pianista y coach vocal.
La riqueza de sonidos en Noche de enredos con Rossini tuvo como cómplice la impecable labor de Ramón Shade como director concertador al frente de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
Todo se conjugó con una acertada dirección escénica de Ivet Pérez y la producción de Rafael Blásquez, que dotó a Noches de enredos con Rossini de los escenarios necesarios para situar las historias, conjugando proyecciones con mobiliario sobre el escenario.
La Escalera de seda y El Señor Bruschino son óperas bufas de la carrera temprana de Rossini –estrenó cinco de este tipo en un año-, en las que ya se aprecia el dominio del género a través de personajes entrañables. Ambas tienen como coincidencia que tratan la lucha de los enamorados ante las relaciones y matrimonios por conveniencia.
Noches de enredos con Rossini se presenta en una segunda y última función el domingo 3 de junio a las 18:00 horas en la Gran Sala del Teatro de la Ciudad. Los boletos se pueden adquirir en las taquillas del recinto a partir de las 12:00 horas, con precios que oscilan entre $150 y $300 pesos.
LA NOCHE DIDÁCTICA CON ROSSINI
Para acercar al público al género operístico y tener un mayor conocimiento de las obras de Rossini, el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León (CONARTE) ha diseñado charlas introductorias previo a las funciones.
Este viernes tocó el turno a los especialistas Ricardo Marcos y Gerardo Kleinburg, quienes, en términos sencillos, dieron una breve descripción y explicación técnica de lo que se presentaría sobre el escenario.
La charla tuvo lugar en el Lobby del Teatro de la Ciudad, en donde los espectadores estuvieron atentos antes de ingresar a la sala para disfrutar de la Noche de enredos con Rossini. Este domingo se realizará la misma dinámica con el crítico musical Gabriel Rangel.
Aunado a esto, en la semana previa se desarrollaron los Diálogos operísticos, en la Escuela Adolfo Prieto, en donde Ricardo Marcos y Gerardo Kleinburg abordarán los contenidos de las óperas cómicas.
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