Vitrinanews/Monterrey
El Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey presenta Nuevo León: El futuro no está escrito, una exhibición que explora las complejidades y contradicciones sociales de habitar en una ciudad del siglo XXI, a partir de la fotografía contemporánea.
Bajo la curaduría de Mauricio Maillé y Ariadna Ramonetti, la exposición reúne 602 obras de 10 fotógrafos y un colectivo. Por orden de aparición, en las salas de MARCO se encuentra la obra de Aristeo Jiménez, Yvonne Venegas, Oswaldo Ruíz, Alejandro Cartagena, el colectivo Estética Unisex (conformado por Lorena Estrada y Futuro Moncada), Loreto Villarreal, Stefan Ruiz, Ruth Rodríguez, Salomé Fuentes, Sofía Ayarzagoitia y Juan Rodrigo Llaguno, quienes han abordado temas como el crecimiento urbano, la cultura laboral, la vida cotidiana de distintos grupos sociales, entre otros.
La mayoría de los artistas son originarios de Nuevo León, o bien en su carrera han explorado asuntos que conciernen y suceden en la región, pero no por ello son situaciones exclusivas de un solo punto geográfico. Estas, más bien, son condiciones compartidas con otras localidades del continente latinoamericano.
La columna vertebral de la exhibición es la obra de Aristeo Jiménez, haciendo un homenaje a su trayectoria artística. El artista se ha dedicado a documentar la vida cotidiana de sectores y comunidades socialmente vulnerables en Monterrey, como lo son viviendas ubicadas en la periferia, ambientes nocturnos poco visibles o zonas de prostitución.
A partir de la obra de Jiménez, los curadores establecieron conexiones entre los fotógrafos que han tomado como tema a Nuevo León desde diversas perspectivas. A manera de diálogo visual, fueron elegidos los proyectos de cinco artistas donde se colocarán algunas fotografías antiguas del acervo de la Fototeca Nuevo León, con el objetivo de hacer una contraposición histórica.
En conjunto, las propuestas artísticas, cada una con su particular perspectiva, conforman una visión panorámica, divergente y caleidoscópica de una urbe compleja.
La producción de la muestra tuvo un patrocinio especial por parte de Banregio, institución bancaria que este año celebra su 30 aniversario de fundación. Además, la empresa cuenta con un acervo de fotografía contemporánea que se ha convertido en uno de los más importantes en el norte de México.
“Estamos felices de festejar el 30 aniversario de Banregio sumándonos a esta exhibición, que celebra el cumpleaños 200 de Nuevo León, estado en el que convergen múltiples realidades que enriquecen nuestra tierra y forman historias de éxito, mismas que el banco impulsa, porque cree en los sueños de los empresarios mexicanos”, expresó comentó Manuel Rivero Zambrano, director general de Grupo Regional y CEO de Hey Banco, quien además forma parte del Consejo de Directores de MARCO.
“Y también creemos en los sueños de los artistas del país y esta es la ocasión perfecta para impulsar su reconocimiento y el trabajo que realizan en favor de la cultura e historia del país”.
La muestra permanecerá del viernes 23 de agosto del 2024 hasta enero del 2025. El horario del museo es de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas; los miércoles, con horario extendido hasta las 20:00 horas. La entrada es libre los miércoles y domingos. Boleto general 90 pesos, 60 pesos a estudiantes, maestros e INAPAM. Las personas con discapacidad y su acompañante entran gratis todos los días.
MARCO agradece el apoyo del Gobierno del Estado de Nuevo León a través de la Secretaría de Cultura del Estado, así como del Municipio de Monterrey y las empresas Arca Continental, Cemex, Femsa, Xignux, Frisa, Cydsa, Arte Expuesto, VMedia Group, TV Ruta y Exgerm.
ARISTEO JIMÉNEZ
Con una trayectoria de 46 años, el artista Aristeo Jiménez ha desarrollado una “estética de lo atroz en sus imágenes”, como lo definió el periodista Daniel de la Fuente en el artículo “Retratista de la oscuridad” publicado en El Norte (2013). Jiménez ha retratado la vida cotidiana de sectores populares y con poca visibilidad, desde colonias donde se concentra la prostitución hasta hogares localizados en la periferia. Su presencia en la muestra significa la primera revisión profunda acerca de su trabajo, con la colaboración de César González Aguirre como curador invitado. Originario de San Luis Potosí, Jiménez migró con su familia a Monterrey a sus 9 años, donde habitó en La Moderna y después en la colonia Tierra y Libertad, experiencia que lo sensibilizó a las adversidades del contexto, permitiéndole afinar su mirada con perspectiva social y políticamente comprometida. A lo largo de los años, el artista ha sido influencia para numerosos fotógrafos de la región, y a partir de ahí, los curadores los integraron a la exhibición desde ciertos lineamientos que encontraron en su práctica fotográfica, como la capacidad para interpretar y problematizar el entorno a través de sus imágenes.
YVONNE VENEGAS
En una de sus visitas a Monterrey, la fotógrafa Yvonne Venegas recorrió el área emblemática de San Pedro, uno de los municipios más ricos de Latinoamérica. Encontró un contexto similar a los que había explorado en sus series anteriores: Inédito y María Elvia de Hank. Así comenzó su proyecto San Pedro Garza García, donde a través de su lente realiza un recorrido por los lugares y contextos emblemáticos a partir del retrato y el paisaje con un tratamiento contemporáneo. En este, Venegas capta situaciones espontáneas y cotidianas en un circuito acostumbrado a las cámaras y los retratos, comúnmente relacionado a las revistas sociales del sector.
El cambio del paisaje regiomontano ante el crecimiento urbano y económico es analizado a través de la lente por el artista Oswaldo Ruiz, quien utiliza el blanco y negro para explorar los matices en el paisaje regio, especialmente el citadino. Esto, para reflexionar acerca de los contrastes en la transición entre las construcciones y los elementos naturales.
ALEJANDRO CARTAGENA
El artista ha dedicado varios de sus proyectos a analizar distintos aspectos del crecimiento urbano del área metropolitana de Monterrey y las implicaciones para sus habitantes, desde el uso improvisado de las camionetas pickup como transporte colectivo de un grupo de trabajadores, hasta paisajes con casas de interés social o cauces de ríos sin agua. Por el gran reconocimiento internacional que su obra ha adquirido, próximamente Cartagena celebrará su primera retrospectiva en San Francisco MoMA.
COLECTIVO ESTÉTICA UNISEX
Conformado por Lorena Estrada Quiroga (Nuevo León) y Futuro Moncada (Colombia), el colectivo ha realizado proyectos que analizan el concepto de ciudad y el capitalismo moderno. En las obras de la exposición, los artistas retratan a empleados de grandes empresas, cuyas funciones están basadas en la atención al cliente, convirtiéndose en “el rostro humano” de estas grandes franquicias. El ensayo fotográfico se convierte en un punto de partida para reflexionar acerca de las condiciones laborales a las que se enfrentan los jóvenes en la actualidad.
LORETO VILLARREAL
A través de su emblemático proyecto Rasgos comunes, la artista Loreto Villarreal crea un capítulo especial dedicado a MARCO, a partir de una comisión especial para la muestra. En un ambiente íntimo, la fotógrafa retrató a las y los empleados del Museo en su pose más natural, despojados de cualquier pista personal, como accesorios, maquillaje o ropa, para así mostrar “la extrema desnudez de los rostros”, como define el escritor Alberto Ruy-Sánchez. Los ceños, las comisuras, los sutiles gestos de timidez o cansancio salen a relucir de una manera delicada, que normalmente son ocultados detrás de todos aquellos adornos cotidianos.
STEFAN RUIZ
En el 2011, el fotógrafo Stefan Ruiz visitó brevemente Monterrey para hacer una de las tantas comisiones que realiza con frecuencia para medios internacionales. La revista Vice le había encargado retratar a los llamados “cholombianos”, un movimiento de moda estrechamente vinculado a la música colombiana, en el que son comunes los peinados engominados con copetes o zonas rapadas. Alejados de ambientes caóticos y saturados, Ruiz logra una serie de retratos centrados en los personajes y sus estilos, con un fondo blanco que enfatiza aún más las características estéticas de los protagonistas en un entorno.
RUTH RODRÍGUEZ
Como en toda gran urbe, la vida nocturna tiene múltiples contrastes y matices, y la fotógrafa Ruth Rodríguez logró adentrarse en uno de los bares más underground de la zona metropolitana de Monterrey: el Güichos Bar, frecuentado por travestis y mujeres trans. Al lugar acceden solo quienes pertenecen ahí, y la complicidad de Rodríguez nos muestra que estableció un vínculo cercano con el entorno, especialmente con una comunidad marginada y que ha padecido violencia de género.
SALOMÉ FUENTES
Al igual que muchas zonas del País, Nuevo León vivió una de las épocas más violentas hace 14 años, en la llamada Guerra contra el Narco. La artista Salomé Fuentes se enfocó en las víctimas inocentes de los enfrentamientos. Días después de los hechos, la fotógrafa visitaba los lugares para retratar el espacio vacío y desierto. De esta manera, Fuentes desarrolla un homenaje conmovedor que se aleja de las imágenes que circularon en los medios y apela al silencio en el espacio tras la estruendosa violencia.
SOFÍA AYARZAGOITIA
Premiada en la Bienal de Fotografía del Centro de la Imagen en el 2017, la artista Sofía Ayarzagoitia se ha interesado por las circunstancias alrededor de la migración. Primero, en la serie galardonada Every Night temo ser la Dinner (2016) retrató a personas que habitan en los márgenes de la sociedad madrileña, expatriados de África. Ahora en New Wave (2021-2024), la fotógrafa ahonda en un fenómeno que sucede en varias regiones del mundo: la migración orillada por crisis políticas en los países de origen.
JUAN RODRIGO LLAGUNO
En la actualidad, el fotógrafo Juan Rodrigo es uno de los retratistas de mayor trayectoria que ha captado a numerosos personajes destacados. En los inicios de su carrera, Llaguno realizó un ejercicio temprano en el que prácticamente elaboró su lenguaje fotográfico: la serie Retratos de domingo (1990-1991), en la que invitó a los paseantes de la Macroplaza, y de la localidad de Espinazo, famosa por la devoción del Niño Fidencio. Montando un estudio portátil, el artista generó una dinámica de proximidad con los retratados. Para la muestra, los curadores eligieron esa serie por la exploración antropológica y de identidad que logró el artista.