San Pertersburgo.- Lifestyle Travel Network
No puedes ir a la segunda ciudad más poblada de Rusia y no visitar la Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada, misma que guarda detalles de la historia y todo lo construido tiene un simbolismo, o la Catedral de San Isaac, la más grande de la ciudad, pero también hay otros lugares no tan turísticos que vale la pena le des un tiempo en tu itinerario.
Uno de ellos es la Iglesia Chesme, tal vez la veas desangelada y aislada, pero es muy curiosa, date una escapada a conocerla, la puedes visitar cuando vengas de regreso del Palacio de Catalina mismo que no te puedes perder, es espectacular por su grandeza.
Peterhof es una visita imprescindible para conocer el conjunto de palacios, jardines y fuentes que hay, es espléndido, pero aquí normalmente queda eclipsada la Catedral de los Santos Pedro y Pablo, ubicada a las afueras junto a la carretera, con una arquitectura totalmente rusa, coronada por cinco cúpulas y su fachada que son toda una explosión de colores, formas y materiales, no dejes de pararte por ahí.
La Avenida Nevski es la calle más larga, monumental e histórica de San Petersburgo. Todos sus edificios ocultan historias y hay por todas partes huellas del pasado soviético. Camuflado entre los cientos de restaurantes, cafeterías y tiendas que inundan la avenida está la Casa Singer, un edificio Art Nouveau imponente. Tiene dos pisos llenos de libros y en la segunda planta se puede disfrutar de una comida con las mejores vistas de la Catedral de Kazán.
Si vas en primavera o verano, no te vayas de esta ciudad rusa sin dar un paseo en barco por el Neva y los canales, al atardecer o de noche, esta ciudad vista desde el agua es magnífica: ver las noches blancas, el levantamiento de los puentes y la gran iluminación nocturna de la ciudad tiene un encanto especial.
Los puentes que unen las orillas del río se levantan de noche en verano durante varias horas para dejar pasar a los barcos mercantes y esto se ha convertido en un espectáculo muy famoso, único y característico. Desde el agua podrás disfrutar del imponente Palacio del Hermitage, que de hecho es una visita obligada aunque si lo visitas, céntrate en una temática determinada ya que el tamaño del museo es tan grande que es imposible verlo todo, te llevaría días recorrerlo completo.
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