“Conquista tu propia montaña” reúne experiencias en los picos más altos, uno de ellos el Everest, donde padre e hijo se enfrentaron a duras pruebas, con grandes resultados, obra que se presentará el 2 de octubre a las 13:00 en la FIL Monterrey.
Israel Morales/Monterrey
Preparación, disciplina, temple e inteligencia emocional, entre otros, con anécdotas
reales vividas en las expediciones que un padre y su
hijo realizaron para alcanzar la cima de
montañas de América, África, Europa y Asia conforman parte de los temas de “Conquista tu propia montaña” (ediciones Urano), de Andrés Pérez, quien presentará esta obra el 2 de octubre a las 13:00 en la FIL Monterrey.
¿Cómo se dio la idea de viajar papá e hijo al Everest y de ahí plasmarlo en el libro “Conquista tu propia montaña”?
Desde que a mi hijo Andrés le empezó a gustar el montañismo, a los tres años, cuando lo llevé por primera vez al volcán Xitle en el sur de la CdMx, nos propusimos como primer objetivo ascender las montañas más altas de México. Una vez alcanzada esa meta, decidimos ir más allá y comenzamos a escalar algunas de las grandes montañas del mundo, con un objetivo final en mente: ascender el Everest.
Para prepararnos para este reto escalamos nevados en nueve países, lo que nos permitió desarrollar las habilidades técnicas necesarias para escalar en nieve, hielo y roca, además de fortalecer nuestra condición física y resistencia, indispensables para enfrentarnos al gigante de la Tierra.
El libro “Conquista tu propia montaña” relata las anécdotas de este extenso y emocionante proceso, lleno de aprendizajes que son valiosos para cualquier persona.
Sabemos que al escalar una montaña no lo hace cualquiera y menos en compañía de un ser querido, me imagino que hubo momentos épicos, pero también complicados, ¿cómo sortearon esos momentos ambos?
Sin duda, vivimos momentos sumamente complicados y de alto riesgo durante nuestros años en las montañas, muchos de los cuales están detalladamente plasmados en el libro. De hecho, tuvimos la suerte de salir bien librados en varios picos que representaban un desafío extremo.
Los momentos felices, por otro lado, estuvieron profundamente ligados a nuestra actitud positiva y a la capacidad de ver la montaña con optimismo.
Disfrutamos de vistas impresionantes por encima de las nubes, de la conexión con la naturaleza en parajes remotos, y de las conversaciones profundas y únicas que compartimos, tanto entre nosotros como con los miembros de cada expedición. Ese alejamiento temporal de la civilización nos permitió no solo apreciar la serenidad de estos lugares apartados, sino también valorar a nuestras personas queridas y las innumerables bendiciones que hemos recibido en la vida.
Pero, sobre todo, aprendimos a disfrutar el camino. Para mi hijo y para mí, el alpinismo es más que una actividad: es una pasión y un estilo de vida que disfrutamos intensamente.
Es una guía interesante para quienes les interesa el montañismo, ¿qué le sugieres a aquellos que quieren empezar a practicarlo y que desde luego lo ven inalcanzable?
Lo ideal es comenzar de menos a más: empezar con senderismo en rutas sencillas, y si disfrutan la experiencia, avanzar hacia pequeñas montañas. Luego, poco a poco, pueden enfrentar nevados más grandes y desafiantes.
Si la pasión por el montañismo crece, el siguiente paso es aventurarse en las grandes cordilleras del mundo, como los Alpes en Europa, los Andes en América o el Himalaya en Asia.
Cada persona encontrará su propio tipo de montaña, con el nivel de complejidad que más le atraiga.
Lo más importante es disfrutar la montaña desde una perspectiva amplia: como su inmensidad, las vistas espectaculares, la conexión con la naturaleza, el ejercicio que implica ascenderla, y la compañía de quienes comparten la experiencia. Además, las montañas invitan a la reflexión personal, a valorar todo lo que la vida nos ha dado: la salud, las personas queridas, las oportunidades aprovechadas, las experiencias vividas, y, por qué no, los bienes materiales que hemos logrado
¿Cambió su forma de ver la vida después de explorar y llegar a la cima del Everest?
Lo que más nos ha servido en nuestras vidas es desarrollar una autoconfianza y seguridad a prueba de todo, que nos permite confiar plenamente en que cualquier reto que nos propongamos lo vamos a cumplir.
Al mismo tiempo, nos hizo conscientes de nuestra pequeñez frente a la inmensidad de la naturaleza y del mundo. Nos dimos cuenta de lo diminutos que somos en comparación con el universo, pero también nos hizo sentir gigantes e invencibles al alcanzar el techo del mundo, impulsados por el esfuerzo y la determinación de cada paso que dábamos en la dirección correcta. La persistencia, cuando está bien enfocada, te lleva a lugares que parecen inalcanzables, y cuando finalmente llegas a tu meta y miras hacia atrás, es difícil creer todo lo que recorriste y el esfuerzo que invertiste para alcanzar la cima donde te encuentras.
Tener claridad en tu objetivo y pasión por lo que haces te puede llevar a cualquier parte, por más desafiante que sea, si tienes un plan estratégico y lo ejecutas con disciplina y entrega. Y si disfrutas el camino, logras la magia de la plenitud.
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