Libro: Cólera, silencio y familia

Cuatro asesinatos que estremecieron al Chile del siglo XX son los que aborda Alia Trabucco Zerán en este libro editado por Lumen

Israel Morales/Monterrey

Lo dice Lorena Amaro: “Este libro es, en sí mismo, un arma”. Si la forma en cómo se cometieron los asesinatos de estas cuatro chilenas estremece, lo es también cómo las distintas aristas sociales y judiciales de su tiempo aún impactan con su proceder. En “Las homicidas” (Lumen), Alia Trabuco Zerán realiza un trabajo periodístico de alto calibre, que además de relatar los crímenes y el contexto histórico, expone las distintas posiciones de las autoridades y la prensa de la época, anexa fotografías, acude a los archivos de los casos, incluye los diarios que escribió al hacer las investigaciones, más un texto de ficción, así como un epílogo que dota a la obra de su visión pormenorizada.

El primer relato se titula “Un muerto para el corazón”, que es el de Corina Rojas, de 27 años, quien en complicidad con su amante y una bruja, contrató a un sicario para que asesinara a su esposo, de 62 años, entrada la segunda década del siglo XX; un asesinato con varias circunstancias, pero con una que llama la atención, su amante, Jorge Sangts, quien en realidad era José Justino, se hacía pasar por alemán, y ella, de clase alta, asumió el rol de poder. Y desde luego los periódicos de la época se mueven entre notas complejas para incluso emitir un juicio sobre este homicidio.

En “Bajo el imperio de la cólera” se aborda la historia de Rosa Faúndez, quien descuartizó a su marido se señala que por celos, y la trascendencia de un caso severo: ella suplementera (vendedora de periódicos) enfrentó a la ley e hizo que se enfrentara la sociedad en el Chile de los años 20.

 “Acercarse al silencio” lleva al año 1955, cuando un 14 de abril, María Carolina Geel, seudónimo de Georgina Silva Jiménez, escritora y taquígrafa, a sus 42 años mató a su amante Roberto Pumarino, de 28 años, al dispararle con un revólver belga calibre 6.35. Las razones, confusas, oscuras, aunque nada divagantes por parte de la culpable llevan a cuestionar las ataduras legislativas, con una trama que pareciera ideada para una película: una intelectual homicida, un amante joven, otra escritora como testigo, Matilde Ladrón de Guevara, y una autora que recupera este caso años después: “En mis manos tengo la sentencia judicial contra María Carolina Geel. Sus páginas están cosidas con hilo trenzado y un defecto en la máquina de escribir provoca un derrame de tinta negra cada vez que aparece la letra L. He tardado semanas en encontrar este documento. Hecho pedazos, me advirtieron. Extraviado, destruido, inundado. Y, sin embargo, aquí está. Repaso los nombres grabados en la carátula del expediente, la otra identidad de Carolina ante los ojos de la ley: Georgina Silva Jiménez. Pero mi ansiedad muy pronto me traiciona y doy vuelta las páginas en busca de una señal. También yo, como periodistas y detectives, quiero descubrir su secreto, su verdad. Paso la primera hoja, la segunda, la tercera. Y es como asomarse a una habitación en penumbras, con la certeza de que hay alguien en el interior, apenas un paso más allá, otro paso, otro más” (pág. 110). Y sí, el fin de este caso atrae tanto como los otros.

María Teresa Alfaro es la protagonista de “Una parte de la familia”. Envenenó a tres hijos de Sergio España y Magaly Ramírez, y a la mamá de Magaly, Ana Córdova, además del perro, y falló el intento con una hija de los amigos de la familia; ahí se descubrieron sus oscuras intenciones y las causas de las anteriores muertes. Detalles de asombro, con un texto de ficción de gran estructura de Alia Trabucco, que abre más páginas al caso que roza la psiquiatría y el de los celos y la envida como motivos que quedan hasta cierta forma en el limbo. Se le sentenció a ejecución, pero se salvó de ir al paredón al cuestionarse las pruebas toxicológicas.

“‘Las homicidas’ es un texto explícito en sus operaciones, en sus conjeturas y silencios, y que debe hacer su propio recorrido” (pág. 205), así señala la autora en “Ecos”, el epílogo de esta segunda edición.

Alicia Trabucco Zerán. “Las homicidas”. Lumen. 234 págs. 2022.    

 

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