
Israel Morales/Vitrinanews
Sergio de Régules pone sus orejas en Saturno, y Galileo la nariz, cuando dirigió su telescopio hacia Saturno y “descubrió, entre muchas otras cosas, que el sol tiene manchas”. Le da sus genes a las plantas transgénicas, con amena ironía. Le presta su cerebro a Laplace, para demostrar que pese a las razones de peso tal órgano no influyen directamente en la capacidad intelectual.
Desde luego le da su corazón a muchas aristas de la ciencia, como las que se exploran en los museos, con algunos niños que no paran de hacerle preguntas; la ciencia es todo un caso, como el de Einstein, ¿novelista o espiritual? Kepler y sus ideas preferidas, ambos también le ponían corazón a lo que hacían. Así son los ensayos de Régules, hechos a la medida de cada parte del cuerpo.