La ceremonia poética de Alejandra Pizarnik

El sello Lumen lanza su “Poesía completa”, una edición a cargo de Ana Becciú, que para matizar los efectos que provoca su obra, íntima y profunda, se incluyen poemas inéditos, que extienden ese fastuoso jardín en que se posaban sus palabras.

Israel Morales/Monterrey

La poesía de Alejandra Pizarnik (1936-1972) es de revelaciones profundas en una ruta que abarcó todas las uniones poéticas posibles. Es una poesía grito, pese a detonar los silencios; es una poesía sombría, pese a estar envuelta en destellos; es una poesía de laberintos, pese a que siempre dejó en claro su noción absoluta de transparencia. La poesía se detiene en la piedra que llora: “la muerte se muere de risa pero la vida/ se muere de llanto pero la muerte pero la vida/ pero nada nada nada” (pág. 62).

La poesía de la escritora argentina es de aventuras, de una carencia que no se eleva: “Yo no sé de pájaros,/ no conozco la historia del fuego./ Pero creo que mi soledad debería tener alas” (pág. 91). Porque el poema es tal cual, porque ella lo dijo: “Sé, de una manera visionaria, que moriré de poesía. Es una sensación que no comprendo perfectamente; es algo vago, lejano, pero lo sé y lo aseguro”, y así lo dice: “Tú eliges el lugar de la herida/ en donde hablamos nuestro silencio./ Tú haces de mi vida/ esta ceremonia demasiado pura” (pág. 155). Es también una poesía de gustos, porque a la poetisa le gustaba esa libertad de elección: “no/ las palabras/ no hacen el amor/ hacen la ausencia/ si digo agua ¿beberé? / si digo pan ¿comeré?/ En esta noche en este mundo/ extraordinario silencio el de esta noche/ lo que pasa con el alma es que no se ve/ lo que pasa con la mente es que no se ve/ lo que pasa con el espíritu es que no se ve/ ¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades?/ ninguna palabra es visible…” (Págs. 398-399).

Esta edición de su “Poesía completa” (Lumen) está a cargo de Ana Becciú e incluye aparte de los libros editados en vida de la autora, los poemas compilados a partir de manuscritos. Bajo el título “Textos de sombra” se incluyen los ocho textos hallados en los apartados “Inéditos” y “Acabados” de una carpeta, en una libreta, y hojitas sueltas, bajo “Sombra” o “Textos de sombra”. Como lo señala Becciú, estos manuscritos permiten saber que Pizarnik pensaba en un libro único con este título y un personaje, Sombra. Una nota de 1972 en otra libreta menciona Sombra, Casa de Citas y Sala 18 como textos separados sobre los que trabajaba.

Así Pizarnik pedía el silencio, en una historia larga y triste en que solo quería ver el jardín en que se posaban sus palabras, que siempre han detonado en el carácter cíclico de su obra.

Enseguida se reproduce “Texto de Sombra”, tomado de una pequeña hoja mecanografiada y corregida a mano por Alejandra Pizarnik:

“¿Qué máscara usaré cuando emerja de la sombra? Hablo de esa perra que en el silencio teje una trama de falso silencio para que yo me confunda de silencio y cante del modo correcto para dirigirse a los muertos.

“Indeciblemente caigo en esto que en mí encuentro más o menos presente cuando alguien formula mi nombre. ¿Por qué mi boca está siempre abierta?”.

(Pág. 416)

“La sala de Psicopatología”, que escribió durante su estadía en el Hospital Pirovano, poema revelador de largo aliento; “Alianza”, tomado de un pequeño papel manuscrito que arriba dice junio; “Sous la nuit”, de una hoja mecanografiada enviada a Félix Grande, en “Cuadernos hispanoamericanos”, con fecha en 1972, otro “Para Janis Joplin”, de ese mismo año; así como “El ojo de la alegría (Un cuadro de Chagall y Schubert)”, con correcciones a mano de la autora, con fecha de 1970, entre otros, integran el apartado de los inéditos que dan cuenta de la perpetuidad de la obra de Alejandra Pizarnik.

Alejandra Pizarnik. “Poesía completa”. Lumen. 2022. 470 páginas.       

 

 

 

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