Carlos Alberto Román: con la música en las venas en “Los basuras”, Premio NL de Literatura 2022

A la novela de este autor nacido en San Nicolás de los Garza la definen como “tragicómica, certera y cautivante”; la presentará en la UANLeer

 Israel Morales/Monterrey

Carlos Alberto Román  obtuvo el Premio Nuevo León de Literatura 2022 con su novela “Los basuras” (Conarte). También lo ganó en 2019 por “Absurdos cuentos intelectuales”.

En “Los basuras” parte de Rodrigo y su entorno, con una esposa que lo engaña, sus compañeros de trabajo embroncados junto con él, pero con un “hijo” que se cultiva en filosofía y con el cubo de Rubik y sobre todo su carrera como músico que entona canciones de Rigo Tovar, lo que lo eleva a otros planos, pese a lo lejos que está de cambiarle el tono gris a su vida.

El autor regiomontano que se presentará en la UANLeer, en marzo, responde a las siguientes preguntas sobre esta premiada obra.

¿De dónde nace “Los basuras”?

Hace muchos años vi una manta afuera de un bar de la calle Guerrero que anunciaba al mejor imitador de Rigo Tovar. Como yo era joven y en la juventud suele buscarse la originalidad, sentí curiosidad por aquel hombre que se resignaba de buen grado a ser otra persona. Eso definió el carácter de mi personaje principal.

Los otros personajes se fueron modelando con base en personas que conocí en esos ambientes de la novela que, por algún tiempo, fueron también míos. Trabajé unos días en esa fábrica de plástico, jugué futbol en lugares poco recomendables, vivo muy cerca de unas terribles vías del terrible tren… Todo se quedó en la memoria muchos años, porque no tenía las herramientas para escribir un texto que me satisficiera. Ahora no es que las tenga, pero el tiempo que puedo dedicar a la escritura es menor. Era ahora o nunca. No es un mal resultado.

 

¿Cómo trabajaste a Rodrigo y su entorno hostil y complicado? Claro, difícil para alguien que quiere triunfar en la música, que también lo engaña su esposa, entre otras cosas…

Las pasiones ciegan. Él siente una necesidad muy intensa por la música. Entonces no se imagina que Estela esté con otro ni que Alberto pueda no ser su hijo biológico, y descuida un poco la relación con su madre… Pero en la novela presenciamos el momento en que comienza a intuirlo. Esta novela desarrolla el fracaso de un ideal.

Sé que es parte importante, pero ¿qué le da Rigo Tovar a Rodrigo en ese duro contexto?

Rigo Tovar era el músico favorito de su padre, un tipo violento y desobligado que finalmente desaparece de su vida. Rodrigo tocaba esa música de joven como una manera de ganarse el afecto de ese hombre, pero no lo consigue.

Y todas esas melodías aprendidas, pues, quedan en el repertorio y le sirven para ambientar algunas fiestas y no mucho más. No parece que le duela tocar la música que le gustaba al padre, como sí le dolía a mamá Clemen escucharla.

Otra parte vital son los amigos de la fábrica, “Los basuras”, ¿qué nos puedes comentar de estos personajes de quienes se cuenta su historia y que son parte del título de tu novela?

Llamarlos amigos es quizá un exceso, pero sí hay cierta comunión en el hecho de que esas personas tan distintas entre sí estén a punto de padecer lo mismo. Esos personajes tienen sus propias historias en un libro de cuentos que estuve trabajando hace poco, por la necedad que tienen los organizadores de concursos y el mercado en priorizar libros de cuentos que traten un tema.

Eso, a mi ver, empobrece el texto y la literatura en general, porque el escritor se ve forzado a escribir, seis, ocho historias con un tema que ya había concluido en la primera. Borges y Cortázar hubieran encontrado difícil publicar en nuestro tiempo. Perdón por el arranque. Me encariñé con esos personajes y no quería dejarlos fuera de la novela.

Entonces si algún lector (que ya lo tuve) piensa que están metidas con calzador esas historias, estará en lo correcto. Es un capricho mío y ya está. Pero me gustan porque son personas “echadas pa’ delante”, no se detienen mucho a llorar sus pérdidas. Se enfocan en pensar cómo seguir, sobre todo la Betterware. Y bueno, como disclaimer, el único personaje de los basuras que no me gusta es el del halcón, por eso no tiene nombre.

 

Me llama la atención Alberto, el hijo de Rodrigo, inteligente y reflexivo, ¿cómo lo configuraste de manera que no desentonara con su papá, pues es muy diferente?

Pues, según yo, desentona con todos. Es el único que no actúa por impulso, él piensa, quiere entender el mundo y quizá crea que las personas que lo rodean no tienen las respuestas que necesita, por eso lee y es callado. Esa actitud lo convierte en un extraño en su entorno y, fuera de él, entre personas educadas, digamos, es un extraño por su origen humilde. Una situación compleja.

No debería sorprender que un joven sea inteligente y reflexivo. Muchos jóvenes son inteligentes y reflexivos, pese a la carga hormonal de su ciclo. El problema es que no suelen ser escuchados. Piensan, por ejemplo, sobre qué lugar les toca en el mundo que habitan y, de ahí, de conocer lo atroz de ese mundo, viene la angustia y las ganas de buscar una evasión.

Ahora que estamos reivindicando a todos los grupos oprimidos deberíamos pensar un poco en lo mal considerada que tenemos a la juventud.

Y lo del cubo de Rubik es otro aporte interesante, ¿hay quizá una relación de este objeto con la vida de los personajes?

Solo en la de Alberto, que está usando el cubo para arriesgar una teoría sobre la vida. Pero bueno, uno sabe que con algo de esfuerzo se pueden ver similitudes entre lo que se nos ocurra. El Rubik es lo que tenía, literal y metafóricamente, a la mano. Y relaciona cada color con una necesidad del ser humano y el modo de resolverlo con la manera en que cada persona lleva su vida.

Básicamente está descubriendo el existencialismo de Camus por su cuenta con la ayuda de un juguete. Son cosas que suelen hacer los jóvenes, descubrir cosas que ya estaban hechas, desarrollar teorías que de algún modo ya estaban desarrolladas, y todo así. Pero es un gran mérito, igual.

¿Y la violencia cómo se encauza dentro de tu obra?

La violencia en el libro, con tristeza, es la que vivimos todos los días y en el libro, como en la vida real, está normalizada. Que el amante de Estela sea secuestrador es casi como decir que es carpintero o médico.

Entonces lo más violento del libro debe ser la pelea en la cancha de futbol entre los chicos de la colonia y los jóvenes adinerados que tuvieron la mala idea de buscar una reta “difícil”, y dieron con esa colonia humilde sin saber que, ganando en el juego, les estaban arrebatando a los pobres muchachos el único motivo de orgullo que tenían.

 

¿Y la descomposición social o de una familia como en el caso de Rodrigo?

Se nos está borrando la mentalidad de tribu en favor de un egoísmo que solo beneficia a las marcas comerciales y a la gente en el poder. A veces, la familia es un estorbo en el ideal individualista de sus integrantes, algo, felizmente, pasajero.

Mamá Clemen es la más sensata, creo, en eso de “hacer grupo”. Rodrigo piensa en la familia, pero de una manera muy básica. Estela está siempre en otra parte. Y Alberto lo sufre y tiene que salir a buscar respuestas entre los amigos, aunque tiene la virtud de no quedarse con lo primero que escucha. Eso, y el hecho de que los amigos se la pasen drogados y no sepan qué decir, ayuda bastante.

¿Y qué te deja el haber obtenido por segunda vez el premio Nuevo León de Literatura?

Tengo la sensación de que con algo de suerte hubiera podido llevar la vida literaria que pensé desde muy chico. Esos dos premios me hacen ver que el esfuerzo y la preparación que busqué no estaban mal encaminados. Estoy tranquilo.

 

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