Alberto Chimal: horror sobrenatural y violencia en su novela “La visitante”

El autor nacido en Toluca trae esta novela ubicada en los setenta, años de “miedo y represión”; la presentará el jueves 16 de marzo en la UANLeer

Israel Morales/Monterrey

Alberto Chimal llega con “La visitante” (Planeta), una novela ubicada en la Ciudad de México en 1972, entre el “miedo y represión”, a la que suma lo sobrenatural, con Gabriela como protagonista, quien encara un horror inexplicable, entre el ambiente universitario y del teatro.

El autor nacido en Toluca nos platica de esta obra que presentará este jueves 16 de marzo en la UANLeer (con sede en Colegio Civil Centro Cultural Universitario), a las 11:00, en la Sala Zertuche, con la participación de Érika Álvarez, del Club de Lectura Alonso Quijano.

 

¿De dónde surge “La visitante”?

Hacía mucho tiempo que no publicaba una novela que no estuviera etiquetada para jóvenes. La última que había publicado “para adultos” fue “La Torre y el jardín”, en 2012, ya había pasado tiempo. Entonces surgió la oportunidad y la premisa que se me ocurrió era más o menos así: una mujer asesinada trata de hacer justicia después de muerta, y ahí estaban ya implicados dos elementos: el sobrenatural por supuesto, pero también la cuestión de la violencia de género, los dos estuvieron ahí desde el principio y lo demás se fue agregando a medida que fue pasando el tiempo.

Llama la atención que está ubicada en 1972, una época muy interesante para desplegar una trama…

Yo creo que sí, y es una época que no ha sido novelada tanto como otras de la historia de México. Tenemos un montón de novelas sobre la Colonia o la Revolución, pero no sobre esta década precisa y no estaba mal intentarlo. Y creo que es una época muy interesante, donde está esa violencia de la guerra sucia, todavía la persecución política, esa sociedad cerrada, vertical, y todos estos elementos sociales y culturales que provenían de los años 60.

¿Cómo trazaste a tu protagonista para ubicarla en ese contexto?

Lo que me interesaba con mi personaje era que me permitiera ver ese mundo y el predicamento en que iba a meterse de una forma que quienes van a leer el libro simpatizaran con ella y querer acompañarla en su aventura. Esto me llevó a planteármela un poco como un personaje que se ve metido de casualidad en una historia que no le concierne, sino que también es un personaje que está buscando su propio lugar en el mundo, de salirse, digamos, de la sombra de la influencia familiar, de rebelarse un tanto contra una familia conservadora, que es un tanto el tema que me es cercano, porque además yo viví cosas que Gabriela vivió, en otra época, por supuesto.

Entonces ese tema de dejar la casa natal de ir en busca del mundo, es muy importante para Gabriela como lo fue para mí en su momento, y creo que muy importante para muchas personas en esta etapa tan precaria para las nuevas generaciones, la necesidad del impulso de buscar quién es uno, qué es lo que se puede hacer con el tiempo que uno tiene, creo que es digamos el punto de partida de Gabriela.

Después se encuentra con que le gusta ese mundo del teatro que descubre por casualidad, le gusta ese otro mundo que es el mundo del arte, y a partir de eso ella encuentra su vocación y también encuentra por casualidad esta especie de fenómeno o de interferencia paranormal, que es la aparición de la visitante.

 

¿Cómo encauzaste esa parte del temor, que es la parte atractiva de tu obra, en esta época donde abundan los miedos?

Siento que siempre la literatura de horror es una que nos habla de los miedos que tenemos en la vida real, no es una que sea parte de nosotros, más bien nos ayuda a darle sentido a aquello que nos da miedo, nos ayuda a tratar de comprenderlo o de interpretarlo en un entorno seguro. Porque podemos leer historias de lo más tremendo que sucede en toda clase de entornos, pero las estamos leyendo en nuestra casa, en un trasporte, no las estamos leyendo en una situación de peligro.

Entonces el contraste entre nuestra propia situación y lo que estamos leyendo nos permite de alguna manera disfrutar ese estremecimiento sin estar nosotros en peligro físico, y esa es una posibilidad de la literatura, de las artes en general, que nos ha permitido explorar nuestros miedos, tratar de hacerles frente desde el principio de los tiempos.

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