Tsunamis de plástico amenazan mares latinoamericanos

– Este artículo integra la cobertura de IPS sobre el Día Mundial del Ambiente, el 5 de junio, cuyo tema este año es “un planeta sin contaminación por plásticos”.

Río de Janeiro.- Fabiana Frayssinet.- Inter Press Service

Aunque América Latina produce apenas cinco por ciento del plástico del mundo, importa miles de millones de toneladas anuales para el uso de todo tipo de productos, que en parte terminan en sus mares como basura.

De esa manera, contribuye a esa especie de tsunamis artificiales que amenazan la  biodiversidad de los océanos, donde a nivel planetario cada año se vierten 13 millones de toneladas de residuos, mayormente plásticos desechables,  según ONU Medio Ambiente, una cantidad que puede rodear cuatro veces la tierra.

El impacto es tal que también afecta a la salud humana, al entrar esos resistentes desechos en la cadena alimenticia, y ha llevado a las Naciones Unidas a establecer como tema para el Día Mundial del Ambiente de este año, el 5 de junio, el de “Un planeta sin contaminación por plásticos”.

El plástico descartado de forma incorrecta en playas, ríos y vertidos sanitarios termina en el mar y provoca la muerte de millares de animales marinos cada año. Sorbetes, puntas de cigarrillos, tapitas, bolsas plásticas, descartados de forma incorrecta, representan para la fauna marina el mayor porcentaje de materiales ambientalmente peligrosos”,  alertó a IPS su director, Marcelo Szpilman.

“Restos de redes, líneas de pesca, cuerdas y bolsas plásticas abandonados en el mar permanecen en ese ambiente por muchos años por su baja biodegrabilidad terminan victimizando un sinnúmero de animales que se enroscan y mueren por asfixia o inanición”, agregó el biólogo marino.

Para concientizar a los niños sobre esta matanza silenciosa marina, el acuario utiliza durante sus vistas la imagen lúdica de sirenas que mueren por la ingestión de plásticos.

Una metáfora que se extiende en la realidad oceánica a peces, aves, focas, tortugas, delfines que confunden esos residuos que quedan flotando en el mar con pulpos, calamares, aguas vivas y otras especies con las que se alimentan se han encontrado delfines con el estómago lleno de basura de las ciudades. Las colillas de  cigarrillos,  el ítem más recolectado en todas las campañas de limpieza de playa,  ha ocasionado la muerte de animales que los tragan confundiéndolos con ovas de pescado”, explicó Szpilman.

La famosa bahía de Guanabara, un emblema de la ciudad brasileña de Río de Janeiro que hasta hace muy poco sobrevivía rodeada de desechos, la mayoría de plástico, ha cambiado el aspecto de sus bordes, gracias a la concientización de grupos como los pescadores, que contribuyen a mantener limpio el hábitat, Crédito: Fabiana Frayssinet/IPS

Además, destacó, “una bolsa de plástico a la deriva en el mar es fácilmente confundida con un aguaviva, alimento de varias especies de tortugas marinas que pueden morir por asfixia”.

A juicio de los especialistas, en Brasil y otros países latinoamericanos el problema se combate con iniciativas aisladas, como la prohibición de bolsas plásticas en los supermercados, cuando se requiere un cambio de modelo en la producción y el consumo del plástico.

Pero algunas cosas comienzan a hacerse.

En Perú, por ejemplo, Vida ha coordinado acciones con la industria del manejo de residuos para promover el modelo de economía circular a través de cadenas de reciclaje con los desechos recolectados en las limpiezas de costas en todo el país.

Un trabajo realizado no solo con la gran industria sino con pequeñas y medianas empresas y la Federación Nacional de Recicladores de Perú.

“Se requieren mayores esfuerzos e invertir en tecnología del reciclaje para resolver el problema del plástico. En Perú, mucho de los desechos plásticos recolectados, aunque pueden ser 100 por ciento reciclados, no se reciclan porque no hay plantas de reciclaje, por desconocimiento o ausencia de tecnología adecuada”, explicó Carrascal.

A su juicio, “se están dando grande avances en la segregación de los desechos en las fuentes primarias, pero este ciclo se acaba cuando termina el desecho nuevamente en un botadero”.

Ese modelo de gestión peruano sobre basura  en el ecosistema marino se ha utilizado como referencia en otros países del llamado Pacífico Sudeste, que incluye a Chile, Ecuador, Colombia y Panamá.

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