Ni perdón ni olvido, claman a 50 años de la matanza en Tlatelolco

– Más de 10,000 manifestantes, según autoridades capitalinas, gritaron consignas por «¡verdad y justicia, 2 de octubre no se olvida!»

Ciudad de México.- Sputnik

Miles de manifestantes, en su mayoría jóvenes, marcharon tras una enorme pancarta que rezaba «Ni perdono ni olvido» en memoria de decenas de estudiantes asesinados hace 50 años en la Plaza de Tlatelolco de la capital mexicana.

La marcha conmemorativa fue encabezada por líderes sobrevivientes del Consejo Nacional de Huelga que en 1968 dirigieron al movimiento estudiantil que duró varios meses en la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional, hasta que fue reprimido diez días antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de 1968.

Más de 10,000 manifestantes, según autoridades capitalinas, gritaron consignas por «¡verdad y justicia, 2 de octubre no se olvida!».

A diferencia del clima de represión de una ciudad militarizada con tanquetas de hace medio siglo, la marcha conmemorativa transcurrió sin incidentes, escoltada por policías y observadores de la comisión capitalina de Derechos Humanos hasta la Plaza de la Constitución, frente al Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana, lugar conocido como el Zócalo.

El cartel principal rezaba «Ahora es tiempo de justicia», que portaban sobrevivientes del aquel movimiento.

El foco principal de la protesta, que a los largo de décadas se ha ido renovando, este año correspondió a los padres y familiares de los 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa, desparecidos desde el 26 de septiembres de 2014.

Los jóvenes viajaban en cinco autobuses, que ocuparon para asistir desde las montañas del sureño estado de Guerrero a la marcha de aniversario de la Masacre de Tlatelolco en la capital mexicana hace cuatro años, cuando fueron atacados por policías de varios municipios, con un saldo de siete muertos, tres de ellos estudiantes, y 25 heridos.

Los jóvenes detenidos fueron entregados al grupo narcotraficante Guerreros Unidos, que los habría confundido con una pandilla rival, los asesinó, quemó sus cuerpos y lanzó a un río los restos calcinados, según la llamada «verdad histórica» de la fiscalía, rechazada por organismos internacionales y abogados de las familias.

El grito de «justicia» fue lanzado en la marcha en forma incesante, tras enumerar del uno al 43 a los desaparecidos, mientras algunos manifestantes anarquistas con los rostros cubiertos pintaron en las paredes ese número con la frase «¡Fue el Estado!».

50 años hacia la democracia

Antes de la marcha, en la ceremonia oficial principal en el Palacio Legislativo, el rector de la UNAM, Enrique Graue, dijo que a 50 años de la masacre «el país no está exento de crímenes abominables, que no han tenido explicación satisfactoria».

En un discurso al develar la placa conmemorativa «Al movimiento estudiantil de 1968», escrita con letras de oro en los muros de honor del Congreso, el rector dijo que las voces juveniles de 1968 «han resonado en la sociedad» y alcanzaron su punto máximo el 1 de julio pasado, en los pasados comicios.

«La sociedad decidió buscar nuevo rumbo, dejar atrás viejas y decrépitas prácticas y aspirar a un mejor y más justo futuro», dijo al evocar el triunfo del líder de la izquierda nacionalista, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador.

Aquel movimiento fue el primero en sacudir al régimen surgido de la Revolución Mexicana de principios del siglo XX de partido hegemónico casi único, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó por 71 años hasta el 2000.

El PRI regresó con el actual presidente Enrique Peña Nieto y perdió las elecciones ante López Obrador.

El movimiento de hace medio siglo «desencadenó el nacimiento de una sociedad más madura y consciente del valor de sus derechos, sobre todo, el derecho ineludible a la libertad de expresión», enfatizó el rector.

López Obrador asistió a la Plaza de Tlatelolco horas antes para condenar el «autoritarismo» y comprometerse a «no utilizar jamás» las fuerzas de seguridad para reprimir.

Nunca jamás daré la orden a las fuerzas armadas, ni a ninguna autoridad policíaca, para reprimir al pueblo, no habrá autoritarismo», exclamó en un discurso para conmemorar a las víctimas de la masacre en la llamada Plaza de las Tres Culturas, conformada por las ruinas prehispánicas del barrio Tlatelolco de la antigua Tenochtitlán, una iglesia colonial del siglo XVI y el moderno edificio de la antigua cancillería.

Aunque el gobierno de la época solo aceptó 26 muertos, una investigación reciente de la revista Proceso mostró que los dos meses de protestas estudiantiles de 1968 dejaron 78 muertos, 44 de ellos en la Plaza de Tlatelolco.

Además, la indagación en archivos históricos y testimonios detectó 31 jóvenes desaparecidos, 186 lesionados y 1.491 detenidos, según Archivos Abiertos, iniciativa de la organización civil National Security Archive (NSA).

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